El tribunal de La Haya
avala la soberanía de Kosovo
Los jueces dicen que la independencia unilateral no viola la ley internacional
Casi dos años y medio después de que Kosovo
proclamara unilateralmente su independencia de Serbia, el Tribunal
Internacional de Justicia (TIJ), máxima instancia judicial de la ONU,
dictaminó ayer que dicha declaración de independencia es legal porque no
viola ningún precepto del derecho internacional.
La sentencia del tribunal, con sede en La Haya, no tiene carácter vinculante, pero sienta un precedente jurídico y sin duda tendrá importantes implicaciones políticas.
El TIJ adoptó la decisión por 9 votos contra
5, según unas fuentes, o 10 contra 4, según otras. «El tribunal
considera que la ley general internacional no contiene ninguna
prohibición aplicable a una declaración de independencia», anunció el
juez Hisashi Owada, presidente del TIJ. «En consecuencia, concluye que
la declaración de independencia del 17 de febrero del 2008 no violó la
ley internacional general».
Muchos observadores esperaban una sentencia más ambigua, pero la decisión del tribunal es rotunda y no deja lugar a las interpretaciones.
Para Serbia, supone un grave revés. Fue el Gobierno de Belgrado quien llevó la cuestión a La Haya. El ministro de Exteriores serbio, Vuk Jeremik, que se encontraba en la ciudad holandesa para oír el fallo, aseguró que Serbia «no reconocerá jamás la proclamación unilateral de independencia de Kosovo». En idénticos términos se pronunció el presidente serbio, Boris Tadic, quien añadió que «el Gobierno considerará ahora qué pasos adoptar». En cualquier caso, Tadic, que lidera el campo reformista y europeísta en Serbia, hizo un llamamiento a la calma y apeló a la ciudadanía «a no caer en ninguna provocación». «Debemos permanecer unidos y ser perseverantes en este combate», añadió.
Más radical, el primer ministro de la República Srpska (la entidad serbia de Bosnia), Milorad Dodik, calificó la sentencia de «violencia jurídica» y «humillación para Serbia».
Por su parte, los dirigentes kosovares estaban exultantes. El ministro de Exteriores, Skender Hyseni, invitó a Serbia a abrir un diálogo «entre estados soberanos, sobre materias de interés mutuo». El presidente, Fatmir Sejdiu, y el primer ministro, Hashim Thaci, concidieron en señalar que la sentencia otorga a Kosovo «el derecho a ser un Estado» y «levanta todas las dudas que puedan tener los países que no han reconocido aún a la República de Kosovo». «Es una victoria histórica para Kosovo y para toda la región», añadió Thaci.
IRREVERSIBLE / Pocos dudan en la escena internacional de que la independencia de Kosovo es ya irreversible y de que la sentencia tendrá implicaciones políticas. Puede facilitar el ingreso de Kosovo en la ONU y es muy probable que muchos más países reconozcan ahora al joven Estado.
España, que compareció en las vistas ante el TIJ para argumentar contra la independencia unilateral de Kosovo, es uno de los únicos cinco miembros de la UE (junto a Rumanía, Grecia, Chipre y Eslovaquia) que no han reconocido al Estado kosovar. En total, 69 países han reconocido a Kosovo, incluidos EEUU, Japón y 22 de los 27 miembros de la UE.
Serbia, gobernada entonces por Slobodan Milosevic, perdió el control de Kosovo en 1999, tras 78 días de bombardeos de la OTAN. La intervención militar de la Alianza puso fin a dos años de guerra y a la campaña de limpieza étnica del régimen de Milosevic contra la mayoría albanokosovar de la provincia. Kosovo se convirtió entonces en un protectorado internacional, administrado por la ONU.
El Parlamento de Serbia proclamó la independencia el 17 de febrero del 2008, con aquiescencia internacional. El nuevo Estado ha ido erigiendo sus instituciones también bajo la tutela internacional. Los 120.000 serbios que quedan en Kosovo viven prácticamente segregados de los dos millones de albanokosovares.
La sentencia del tribunal, con sede en La Haya, no tiene carácter vinculante, pero sienta un precedente jurídico y sin duda tendrá importantes implicaciones políticas.
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Muchos observadores esperaban una sentencia más ambigua, pero la decisión del tribunal es rotunda y no deja lugar a las interpretaciones.
Para Serbia, supone un grave revés. Fue el Gobierno de Belgrado quien llevó la cuestión a La Haya. El ministro de Exteriores serbio, Vuk Jeremik, que se encontraba en la ciudad holandesa para oír el fallo, aseguró que Serbia «no reconocerá jamás la proclamación unilateral de independencia de Kosovo». En idénticos términos se pronunció el presidente serbio, Boris Tadic, quien añadió que «el Gobierno considerará ahora qué pasos adoptar». En cualquier caso, Tadic, que lidera el campo reformista y europeísta en Serbia, hizo un llamamiento a la calma y apeló a la ciudadanía «a no caer en ninguna provocación». «Debemos permanecer unidos y ser perseverantes en este combate», añadió.
Más radical, el primer ministro de la República Srpska (la entidad serbia de Bosnia), Milorad Dodik, calificó la sentencia de «violencia jurídica» y «humillación para Serbia».
Por su parte, los dirigentes kosovares estaban exultantes. El ministro de Exteriores, Skender Hyseni, invitó a Serbia a abrir un diálogo «entre estados soberanos, sobre materias de interés mutuo». El presidente, Fatmir Sejdiu, y el primer ministro, Hashim Thaci, concidieron en señalar que la sentencia otorga a Kosovo «el derecho a ser un Estado» y «levanta todas las dudas que puedan tener los países que no han reconocido aún a la República de Kosovo». «Es una victoria histórica para Kosovo y para toda la región», añadió Thaci.
IRREVERSIBLE / Pocos dudan en la escena internacional de que la independencia de Kosovo es ya irreversible y de que la sentencia tendrá implicaciones políticas. Puede facilitar el ingreso de Kosovo en la ONU y es muy probable que muchos más países reconozcan ahora al joven Estado.
España, que compareció en las vistas ante el TIJ para argumentar contra la independencia unilateral de Kosovo, es uno de los únicos cinco miembros de la UE (junto a Rumanía, Grecia, Chipre y Eslovaquia) que no han reconocido al Estado kosovar. En total, 69 países han reconocido a Kosovo, incluidos EEUU, Japón y 22 de los 27 miembros de la UE.
Serbia, gobernada entonces por Slobodan Milosevic, perdió el control de Kosovo en 1999, tras 78 días de bombardeos de la OTAN. La intervención militar de la Alianza puso fin a dos años de guerra y a la campaña de limpieza étnica del régimen de Milosevic contra la mayoría albanokosovar de la provincia. Kosovo se convirtió entonces en un protectorado internacional, administrado por la ONU.
El Parlamento de Serbia proclamó la independencia el 17 de febrero del 2008, con aquiescencia internacional. El nuevo Estado ha ido erigiendo sus instituciones también bajo la tutela internacional. Los 120.000 serbios que quedan en Kosovo viven prácticamente segregados de los dos millones de albanokosovares.
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