Monday, January 05, 2009

Palestina y Israel. Conflicto Nacional (Dabid LAZKANOITURBURU)





Mentira y medios

03/01/2009 11:43:00


Dabid LAZKANOITURBURU-. Estamos de
enhorabuena. Salpicados por los ríos de sangre palestina que bajan de
Gaza, nos hemos puesto todos de acuerdo en que los conflictos
nacionales, más incluso cuando tienen expresiones violentas, responden
a situaciones complejas y poliédricas (muchas caras). Todo un paso
hacia adelante.

Sentado este axioma, lo que no es de recibo es tratar de enrevesar
aún más la complejidad analítica de la cuestión israelí -o palestina,
si se quiere-, repitiendo una y otra vez mentiras para tratar de
convertirlas en verdad o intentando vender como realidades tesis que
tienen su origen en el desconocimiento, por no decir en la mala fe.

Ruptura de la tregua:No es cierto que
Hamas rompiera la tregua alcanzada seis meses antes y que expiraba el
19 de diciembre, La tregua ya estaba rota. Israel no cumplió en ningún
momento, y ha alardeado incluso de ello, su compromiso de levantar el
bloqueo sobre Gaza. Si a ello sumamos las incursiones y ataques
selectivos que ha llevado a cabo todos estos meses -una veintena de
muertos en las últimas semanas del año- tenemos una radiografía de la
situación, que se completa, ciertamente, con el lanzamiento de cohetes
artesanales por parte palestina.

Hamas no quiere negociar con Israel:
Igualmente falso. Los movimientos islamistas del tipo de Hamas -que
tienen su origen en los Hermanos Musulmanes egipcios- son bastante más
pragmátiicos de lo que se vende en los últimos años por estos lares en
plena campaña antimusulmana.

Hamas siempre ha mostrado su disposición a negociar con Israel, pero
insiste en que, en todo caso, el reconocimiento del Estado de Israel no
debe ser una condición previa sino el resultado, hipotético, de unas
negociaciones serias.

La victoria de los extremos: El rotundo
triunfo de Hamas en las últimas elecciones legislativas libres -con
todas las comillas que se pueden poner en una situación de ocupación-
obedeció más a la corrupción del movimiento al-Fatah que a otras
consideraciones. Sin duda alguna, la implicación de al-Fatah en
procesos truncados como los de Oslo y posteriores le hizo perder
apoyos, pero lo decisivo fue la desastrosa gestión de las migajas que
Israel ofreció a Arafat (la Autoridad Palestina).

El «progresismo» israelí: Es indudable que
la sociedad israelí vive un proceso de escoramiento hacia posiciones
extremas que se explica en parte por el cambio demográfico de los
últimos decenios (llegada masiva de judíos del este europeo...). De ahí
a sostener que la pérdida de peso del laborismo israelí es un obstáculo
a una paz duradera va un abismo que sólo se puede rellenar con
apriorismos falsos.

El laborismo israelí es por naturaleza sionista, como lo es el
Estado israelí. Que formaciones pacifistas como Meretz hayan defendido
públicamente el actual ataque israelí a Gaza se explica, en parte, por
puro tactismo electoral -hay que robar votos a un laborismo a la
deriva- y, en otra parte, por la deriva esquizofrénica de la sociedad
israelí.

El fundamentalismo palestino: Palestina es
mayoritariamente musulmana. El islamismo no es una construcción
israelí. Guerrillas palestinas que tenían como base el islamismo
político lucharon contra Israel antes y después de su constitución como
Estado. Hamas no es más violenta de lo que lo fueron, o son, las
organizaciones armadas que, erróneamente, se consideran desde aquí como
laicas. No es la sociedad palestina la que se ha escorado hacia
posiciones extremas. Es la facción en el poder de al-Fatah -ni mucho
menos toda la organización- la que ha plegado la bandera de los
intereses nacionales palestinos.

Poner el acento en el fundamentalismo palestino sirve para ocultar
el verdadero fundamentalismo étnico-religioso imperante en la zona. El
de Israel, Estado basado en una concepción teocrática y excluyente: «La
patria de los judíos».

La culpa es de Hamas: Sostener que la
culpa de lo que está pasando en Gaza es de Hamas movería a risa si no
estuviéramos ante un drama. Hamas venció en las legislativas de 2006 y
respondió a un intento de golpe de Estado de al-Fatah -lo reconoce
hasta la CIA- expulsando a sus dirigentes- Estos últimos iniciaron una
caza del islamista en su reducto de Cisjordania.

Lo de que Hamas utiliza a civiles como escudos humanos en un
territorio hacinado como Gaza es pura desverguenza. ¿Estaría dispuesto
quien eso afirma a defender ese axioma para el caso contrario? ¿Para
los escasos civiles israelíes muertos bajo los cohetes artesanales
palestinos?

El recurso a la lucha armada: Sostener que
el recurso a la lucha armada no trae más que sufrimiento a la población
palestina es una simple tautología. Otros pueden sostener lo contrario.
Que la lucha palestina ha impedido su sometimiento y definitiva
aniquilación, o puede incluso poner ejemplos de lo contrario sin
salirse de aquel área geográfica. Está el caso de Hizbulah y de la
retirada israelí de Líbano y de su reciente derrota en la última
ofensiva de 2007.

La fuerza de la razón: Un pueblo es
expulsado de su territorio a la fuerza por una decisión de las grandes
potencias, que se libraban de un lado de su sentimiento de culpa por el
holocausto nazi y se olvidaban del problema judío -mejor dicho, del
problema del antijudaísmo en Europa y EEUU.

De paso, Occidente ponía una pica en Flandes en medio del mundo árabe y/o musulmán.

Un pueblo que lleva 60 años intentando resistir por todos los cauces, más o menos acertados.

Una cosa es reconocer lo complejo y poliédrico de las situaciones.
Otra, tratar de hacernos trampas en el solitario. Sobre todo, porque
esto último nos aleja de una posible solución.

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